jueves, 14 de febrero de 2013

Smart city: la ciudad del futuro usa el cerebro

Un nuevo mundo se abre paso con fuerza y para hacerle frente es necesario tener unas ciudades mejor gestionadas y que apuesten por la eficacia, el ahorro de recursos y una tecnología aplicada para convertirse en urbes inteligentes.
Las estadísticas hablan por sí solas. En España, sólo el 20% de la población vive en entornos rurales y, globalmente, un informe de la ONU estima que para 2050, el 70% de los habitantes del planeta residirán en urbes. Esta tendencia puede convertirse en un serio problema si no se gestiona de manera adecuada el crecimiento manteniendo la armonía entre sostenibilidad ambiental, social y espacial.
Pero, ¿cómo se consigue esto? Según los expertos la respuesta está en las smart cities o ciudades inteligentes. La cuestión es qué es una ciudad inteligente. “Cuando en Cisco hablamos de smart cities también hablamos de Smart Connected Communities o “comunidades inteligentes conectadas”. Es decir, ciudades en las que los sistemas y los servicios como sanidad, educación, transporte, seguridad, energía, agua y tratamiento de residuos están conectados; unos servicios que en la actualidad raramente están conectados y que suelen apoyarse en tecnologías incompatibles”, explica Juan Blanco, director de Desarrollo de Negocio en la Región Sur de Europa de Cisco.
“Una smart city se define por la aplicación de tecnología para mejorar los servicios ciudadanos, pero también por el cambio de modelo de gestión de la Administración, pasando a una Administración que gestiona servicios públicos, de manera integrada, innovadora y proactiva, adaptándose en función de lo que ocurre en cada momento y respondiendo a las necesidades de los ciudadanos”, comenta Manuel Ausaverri, director de smart cities de Indra.
Tecnología no es lo mismo que inteligencia
Existe una clara tendencia a asociar inteligencia urbana con tecnología. Sin embargo, no es así necesariamente. En su artículo La gestión inteligente del desarrollo urbano, publicado en el número 138 de Nueva Revista, Gildo Seisdedos afirma que “la tecnología es un medio, no un fin en sí mismo”. Del mismo modo se expresa Ausaverri: “Tecnología simplemente por tecnología no nos llevará a ningún lado válido. El objetivo de la implantación de la tecnología es la mejora de la calidad de los servicios gracias a la mayor eficiencia en su prestación: hacer más con menos”.
Ante tal panorama conviene aclarar los desafíos a los que se enfrentan los impulsores de las ciudades inteligentes. “El principal reto de las ciudades inteligentes es la coordinación de las distintas áreas de gobierno de la ciudad con una mayor integración de sus actividades. Desde nuestro punto de vista, aplicar tecnología en las ciudades sin tener previamente una estrategia definida puede incluso generar más ineficiencias que las que había antes de empezar el proyecto", explica el portavoz de Indra.
Por su parte, Juan Blanco, más orientado a los objetivos tecnológicos argumenta que “actualmente la mayoría de las ciudades no tienen sus servicios conectados bajo una plataforma común. Para lograrlo, Internet y las redes IP nos permiten no sólo crear edificios inteligentes, conectados y controlados por los ciudadanos y las empresas, sino también integrar en una plataforma unificada la gestión de todos los servicios urbanos”.
Son precisamente estos servicios urbanos los que acaparan la mayor parte del presupuesto de los ayuntamientos y, por tanto, para Seisdedos, como defiende en su artículo, deben ser el foco de modernización en su gestión de forma en que la gran mayoría de ellos quedarían en manos de un gran contratista que recibiría un pago por resultados.
Songdo Ciudad Inteligente
El estilo de una ciudad
Ante tal panorama, cabe plantearse qué aspectos convierten a una urbe en una ciudad inteligente. “Cada ciudad tiene que definir su propio modelo según sus características particulares, de la misma forma que cada ciudad tiene su propia visión de cómo quiere ser a largo plazo. Lo que sí es cierto es que, desde nuestro punto de vista, hay 4 ejes básicos que todas las smart cities tendrían que contemplar: Servicios al ciudadano, Transporte y Movilidad, Infraestructura y eco-energía y Seguridad y emergencias. Y siempre teniendo al ciudadano como centro del modelo”, especifica Manuel Ausaverri, director de smart cities de Indra.
Por el contrario, para el portavoz de Cisco, “hasta hace muy poco, la propia complejidad de las ciudades hacía que existieran distintos ‘modelos’ de smart cities. Y esta situación estaba dificultando la creación de un modelo común y de una aproximación estructurada”. Por ello, la compañía ha creado un protocolo con los estándares que debe reunir una ciudad inteligente.
Las ventajas de construir y habitar en smart cities son evidentes. “Con la creación de ciudades inteligentes, los ciudadanos podrán recibir múltiples servicios que mejorarán su calidad de vida y los gobiernos verán cómo se sientan las bases para la creación de nuevas empresas y actividades económicas”, expresa Blanco. “Las principales ventajas de las smart cities, tanto para ciudadanos como para gobiernos son el desarrollo sostenible y la eficiencia en la gestión de los servicios públicos. Sería como introducir un ciclo de mejora continua que se va retroalimentando sin hipotecar a las generaciones futuras”, opina Ausaverri.
La esencia de la ciudad
Una de las principales dudas que surge al ciudadano cuando se enfrenta al concepto de smart city es si su ciudad perderá ese espíritu que la hace única. Los expertos están de acuerdo al negar tal posibilidad. De hecho, defienden que al diseñar la estrategia de la urbe inteligente, se debe poner en valor el patrimonio de la ciudad y decidir qué potenciar y cómo.
Cada vez más conscientes de la importancia para el futuro de estas urbes con ‘cerebro’, se han creado foros y encuentros para debatir las necesidades actuales y futuras de cara a la expansión del concepto ciudad inteligente y su aplicación en la vida real. Así, el pasado 2011 se celebró el Smart City World Expo en Barcelona, que se repitió este 2012, y en febrero se creó la Red Española de Ciudades Inteligentes en la que se integran Barcelona, Burgos, Cáceres, Castellón,  A Coruña, Logroño, Huesca, Madrid, Málaga, Murcia, Palencia, Pamplona, Salamanca, Santander, Segovia, Sevilla, Valencia,  Valladolid y Vitoria-Gasteiz.
Precisamente Barcelona es una de las ciudades que más se usa como modelo de lo que es trabajar para conseguir una smart city. Para Juan Blanco, la Ciudad Condal tiene “una visión que pretende convertir a la ciudad en referente global en desarrollo urbano sostenible y en motor económico del Sur de Europa para el año 2020”. Para Manuel Ausaverri hay varios casos que van por el buen camino. “Algunos ejemplos destacados sin ser exhaustivos: Barcelona, Santander, Málaga, La Coruña, Madrid, Gijón está avanzado de forma muy importante con la integración de sus servicios a través de la tarjeta ciudadana, que ya tiene una cobertura de más del 80% sobre su población”. En el ámbito global, las diferencias son más evidentes. El experto de Indra destaca Ámsterdam como referente global mientras que el portavoz de Cisco señala a la ciudad surcoreana de Songdo.













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